“Gratos a los ojos de Dios”
Viernes IV Tiempo de Cuaresma
Sab 2, 1. 12-22
Sal 33
Jn 7, 1-2. 10. 25-10
A lo largo de nuestra vida, nos vamos a encontrar con que generalmente hay personas impías (como dice la primera lectura) que persiguen a los que siguen a Dios. ¿Qué pasa con ellos? Muchas veces los critican, los juzgan, los insultan, los calumnian, etc. Este rechazo es la clara imagen de aquello que el mismo Cristo nos advirtió: “Los perseguirán, los calumniarán por causa mía”.
Cuando un creyente vive conforme se lo pide su Señor, se comenzará a hablar de él (generalmente para mal). Y es que, su buen testimonio pone en evidencia el mal que los otros hacen. Podríamos decir que su presencia resulta insoportable por el que se mueve por otro camino.
Así como Jesús, también nosotros pasemos desapercibidos ante los ojos del mundo haciendo lo que nos corresponde en el aquí y en el ahora. Sí vivimos conforme al Evangelio de Cristo hará que los demás se percaten de nuestra presencia, puesto que el buen olor de Cristo no puede pasar desapercibido.
El que vive verdaderamente su cristianismo, sin alardear, sin pavonearse, sin llamar la atención, siempre será observado por el impío. Pues cómo decía un sacerdote: “quien lo tiene no lo puede ocultar y quien no lo tiene no lo puede fingir”.
No nos dejemos engañar por los gustos de este mundo, que ofrece una felicidad pasajera. Seamos fieles al Señor, puesto que Él nos muestra el gozo y la paz que nunca se terminan. Reflejemos en nuestra manera de vivir la luz que hemos recibido de Dios.
Pbro. José Gerardo Moya Soto